Algunos dicen que hay alrededor de 400.
Otros alzan la cifra hasta rondar los 450.
La mayoría tienen solamente un único ojo pero algunos, pocos, tienen dos o incluso tres.
Cuatrocientos ojos son muchos ojos.
En Venecia es difícil escapar de la mirada escrutadora de un puente.
Cada puente, además, custodia un beso.
A veces se oculta entre las claves de un arco; otras, te acecha tras el segundo peldaño o el quinto balaústre de una barandilla.
No hay dos iguales.
Puede tratarse de un casto ósculum en la frente, de un tentador basium o de un libidinoso savium.
Eso solamente se averigua encontrando cada uno.
Si te atreves, te reto a coleccionar los cuatrocientos.