sábado, 31 de octubre de 2015

Resoconto

En 72 horas en Milán hemos aprendido que:
  • Copenhague, en realidad, está en Finlandia.
  • Es materialmente posible cargarse dos pares de pendientes en menos de siete días.
  • Los logros profesionales de una persona se vuelven irrelevantes en el momento en el que esta contrae sífilis.
  • Un luxómetro es el último grito en complementos para asistir a eventos culturales.
  • Jamás se debe asumir que la gente lee lo que coloca en las paredes. De lo contrario es posible toparse con un texto del color equivocado que habla de cosas que no están allí.
  • Si algo resulta polémico, es mejor fingir que no existe. Aunque sea de color rosa chicle.
  • En italiano, la expresión “turno de preguntas” se interpreta como “diserte usted, buen hombre”.
  • No tiene sentido molestarse en cuidar la iluminación de un espacio cuando es mucho más divertido dejar que sus usuarios jueguen a la gallinita ciega.
  • Cenar, comer e incluso beber son actividades altamente sobrevaloradas.
  • Sentarse también. Seamos honestos: en este mundo motorizado, ¿quién necesita pies?
  • Los hoteles de diseño deberían venir con un manual de instrucciones incluido en el precio.