lunes, 17 de diciembre de 2012

Suceso desconcertante (III)


Ayer Manhattan era rojo y verde, es decir, una auténtica pesadilla para cualquier daltónico. Todo porque los neoyorquinos decidieron ponerse de acuerdo para realizar uno de esos actos de locura colectiva que tanto los caracterizan y que tanto desconciertan a roedores y turistas.

Mi ama y yo recorríamos la isla en sentido ascendente, desde el puente de Brooklyn hasta la calle 42, en una tarde de sábado soleada. La gente se afanaba por realizar sus compras navideñas en uno de los fines de semana más concurridos en la ciudad. Hasta ahí todo normal.

Sin embargo, Broadway se fue transformando paulatinamente. De febriles masas consumistas pasamos a enfervorecidas hordas blanquirrojas y rojiverdes, poseídas por un espíritu festivo completamente desvinculado de cualquier acontecimiento deportivo. Se trataba de una marea de Papás y Mamás Noël. Efectivamente, yo pensé lo mismo. Una marea que, por lo que parece, sucede una vez al año y es conocida como SantaCon NYC

Ni que decir tiene que de no haber sido porque no tenía ningún gorrito rojo que ponerme y porque temía dejar a mi ama sin vigilancia (a ver si me la va a atropellar un reno y no volvemos a casa por Navidad), me habría unido a la tropa de Santa Claus invadiendo las calles.

A fin de cuentas, ¿quién quiere una humana cuando puede tener un elfo?